Mi hijo ve porno, ¿qué puedo hacer? Orientación educativa

Hi, everyone! En esta nueva entrada del blog vamos a tener en cuenta la información obtenida del blog Familia y cole para asesorar a los jóvenes y niños. 


Un artículo que tiene este blog me ha llamado mucho la atención. Se titula "Mi hijo ve porno, ¿qué puedo hacer?". Cuando me he detenido a reflexionar un poco sobre el tema, he llegado a la conclusión de que nuestros jóvenes están cada día más expuesto a la pornografía, siendo el promedio alrededor de solo 8 años. Creo que en gran parte se debe a todos tenemos acceso a Internet y, queramos o no, siempre nos cruzamos con algún que otro anuncio, u oferta, muy fuera de contexto. Basta con que busques información en cualquier página para que te salgan miles de anuncios, tanto de casas de apuestas, como estafas piramidales. Pero, sobre todo, anuncios de pornografía explícita, donde señoritas con muy poca ropa, o ninguna, mantienen que están solo a 2km de tu vivienda y que te necesitan urgentemente... 

A mí ya me hace gracia este tipo de anuncios, puesto que no me los tomo en serio, pero porque yo ya tengo una edad, y llevo años surfeando la red. Sin embargo, detengámonos a pensar cómo afectaría esto a nuestro niños y niñas, que inocentemente han llegado por curiosidad o por error a través de cualquier enlace o anuncio. 

En primer lugar, la pornografía presenta una imagen degradante de las relaciones sexuales. Muchas contienen un cierto grado de violencia y sometimiento, especialmente de la mujer. En casi todas, las relaciones sexuales que muestra la pornografía no son precisamente entre dos personas que se quieren. Un niño podría ver estas actitudes degradantes y pensar que está bien imitarlas... 

En segundo lugar, la pornografía es una ficción sobre las relaciones sexuales. Son una imagen falsa e irreal de las relaciones. Esta imagen irreal crea falsas expectativas sobre lo que son las relaciones en la realidad. Los niños pueden llegar a creer que las relaciones sexuales deben ser así, en tiempo y forma. Nosotros, como adultos, sabemos que una sexualidad sana y equilibrada no tiene nada que ver con la pornografía, pero un niño, o adolescente, puede no tener esto tan claro, y pensar que tiene que tener un físico parecido al que está viendo, o incluso peor, pensar que eso es una relación sexual normal y cotidiana. 

En tercer, y último lugar, un niño menor de edad, no está preparado emocional ni cognitivamente para enfrentarse a ese tipo de imágenes. No está preparado para soportar el impacto emocional de esa imagen degradante. Entre otras razones, porque a los niños, les resulta complicado diferenciar entre realidad y ficción. Además, la exposición a pornografía en esas edades tempranas puede provocar aislamiento, adición y comportamientos compulsivos.  

Entonces, la pregunta es, ¿qué podemos hacer ante esta situación? Intentaremos dar solución proponiendo tres medidas muy sencillas. Aquí van. 

Primero, una primera medida de carácter preventivo es que hay que tratar de evitar que los niños menores se expongan a ese tipo de contenidos. No deberían acceder a este tipo de contenido hasta que no sean mayores de edad, pero además, deberían disponer de un mínimo de madurez emocional y cognitiva y sobre todo un mínimo de educación sexual sana y saludable.

Segundo, una medida preventiva más concreta es instalar un control parental en los dispositivos que el niño suele usar en casa. Un control parental es una medida de seguridad que los padres instalan en los equipos y que impiden el acceso a contenidos y páginas que son potencialmente inadecuadas para menores de edad, entre ellas, páginas pornográficas, eróticas y similares. 

Tercero, la educación sexual es una necesidad que tus hijos tienen y que debes proporcionar como padre o madre. No debemos esperar a que la escuela lo haga por nosotros y mucho menos que se adelante la televisión.

También, es un factor relevante que la educación sexual depende de la “cosmovisión” cultural, es decir de la visión ética o religiosa que tenga la familia. Precisamente por este motivo, es la familia la mejor educadora de esa educación sexual, y es la escuela la que le debe seguir en esta práctica. 

Espero que esta entrada haya sido de utilidad, y que al menos, hayamos podido reflexionar un poco sobre este gran problema que pasa desapercibido hoy en día. 


Si has llegado hasta aquí, ¡muchas gracias por leerme!

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